El Twitter es un gran sinsentido. Uno piensa que dice todo lo que hace, pero no hace todo lo que dice. Por eso, desde el punto de vista filosófico ya resulta contradictorio.
Imaginemos situaciones en las que Twitter no funciona:
-Estás escribiendo un blog anti Twitter. ¿Cómo hacés para escribirlo en Twitter?
-Le estás contando a alguien lo que hiciste el fin de semana. Hacerlo en Twitter paralelamente no tiene sentido, porque se formarían varios metamensajes que resultarían imposibles. Estaríamos contando que le estamos contando. Ni hablar si realmente en ese preciso instante estamos haciendo una cuenta regresiva. Sería muy difícil: estamos contando que le estoy contando a alguien, mientras cuento... No sirve.
-El día que me quede dormido no tengo nada para contar en Twitter. Es condenante.
-Se ponen muchos gerundios mal puestos.
-Mucha gente deja de llamarnos porque ya sabe lo que hacemos por Twitter. No tiene sentido nuestras vidas. Sí que tengamos una cuenta de Twitter.
Por eso, hermanos del mundo, ¡uníos! en contra de esta basofia humana reproductora de vidas insiginifcantes.